lunes, 22 de noviembre de 2010

musa itinerante

Belleza contenida en dulce gesto, chispazo luminoso de una mirada, espléndida sonrisa, bondadosa en espíritu y gracia. Natural sensualidad con toda la feminidad de su ser. Como toda criatura divina procura hablar poco, las palabras harían las veces de invitados indeseables, de meros artilugios que vulgarizan el espíritu al tratar de nombrarlo, intrusos que pretenden asignar una emoción a un rincón específico del cerebro cual si bastara escribir estos subjetivos signos para describir en su totalidad la fragilidad y sutileza de un alma.

Aunque en cuestión de materia es otro emplazamiento, otro lenguaje.   

El flanco de su entallada cadera enfundada en unos vaqueros enmarca una proporción insinuante por poseer una medida apropiada a sus espigadas y torneadas piernas, su piel  morena y aceitunada es exaltada por desnudos pies que calzan delicadas sandalias de pata de gallo, el esmero perfeccionista en arreglo de uñas de pies y manos como en la caída de su aterciopelada y castaña cascada que porta por cabello, la ingrávida levitación con que deambula; ansiedades que conminan a olvidarse de la razón y fluir en emoción -¿Cuál es tu nombre?- preguntó relajado y sonriente –Itzel- dibujó con una sonrisa que llenó e iluminó el lugar, halo mágico que envolvente y expansivo se expresó al brindarse con tanta soltura: el aliento confiado y seguro de súbito se cortó, además, en ese breve e inanimado instante los ojos y pupilas se abrieron y dilataron hasta el tope, la proximidad del momento lo sacudió.

Su mirada es de aquellas que doblegan cualquier resistencia. La alegría que irradia el marfil de su boca ayuda a detener el tiempo y captar cada mínimo detalle. Emana el perfume de la flor de durazno cuando hace un recorrido, su andar deja estelas de luz del atardecer, su cobriza tez transmite un amor dorado y cálido que calma al corazón aunque su armónica figura despierta y estimula el instinto sin pudor al esparcir en extremo grácil su feminidad y poder de fertilidad. Diosa náhuatl de poder magnánimo y cósmico, terreno y luminoso, humano y creador, alma en su expresión como un cuerpo bendecido por el espíritu.

Un rubor traicionó la escena donde fluía el intercambio energético tan esperado y a su vez tan espontáneo. Un repentino rojizo acudió a sus afilados pómulos el suficiente tiempo para hacerla sentir incómoda frente a la situación, una pequeña confesión acerca de conocer el nombre de su interlocutor la provocó; tal vez temía ser vista ahora como una simple mortal con vergüenza e importancia personal, como una humana cualquiera sin gran distinción del resto, aunque para él esto sólo potenció el brillo por su condición traslúcida.

Mujer consciente de su poder. Caprichosa, temperamental y emocional, coqueta y sincera, explosiva, efusiva, vanidosa, transparente, tierna, dulce y comprensiva. Por igual fría, metódica e implacable guerrera, pertinaz manipuladora.


El repetido enrojecimiento de su moreno rostro, ahora en sincronía mutua previa a la contemplación de crudas imágenes de inmigrantes surtió efecto; los juicios y pensamientos giraban en torno a entenderse como humanos desprovistos de inocencia, descender del altar inmaculado es menester para exorcizar posesión mental en signos conocidos como lenguaje escrito.

Liberación catártica. Ella ya no ocupa su mente, al menos no de forma obsesiva aunque funge como iniciadora, causa de acontecimientos como el simple y complejo arte de escribir, el canal se halla abierto en espiral vórtice hacia el infinito, el don de expresión se acentúa, honestos esfuerzos por reivindicar el agrado y placer de expresarse a través de las palabras.   

La inspiración se convierte entonces en esa musa itinerante que poco racionará de si, esparcir esa emoción cual ondas gigantes de acuosa energía que traspasa todo hasta los cerros es el trabajo que uno le adhiere y conjunta. Apolo hace su aparición entre los cantos de las nueve féminas y genera vínculos con ellas al tañido de su cítara, aprehender de cada una lo vuelve un hijo adoptivo que recibe protección y bendiciones desde profundos planos paralelos.

A su vez, la feminidad se aproxima sola, llega en circunstancias similares a las de una mariposa que sutil se coloca en la bella hoja de un manzano al tiempo que se mimetiza en ella al plegar sus delicadas alas. La relación con las musas se manifiesta en este plano dimensional de forma similar: aleja o atrae a la mujer cual gigantesco magneto.

Itzel viene de Ixchel, la diosa maya que es la razón por la que predominó la luminiscencia y la conciencia, la claridad y hermosura de existir, de vivenciar y agotar la existencia en este plano mientras nos sea conferido, libres de imprecaciones y vastos en aventuras. Una deidad de cobre mandada directo desde Andrómeda para recordar la sabiduría atlante con fidelidad y precisión para este tiempo de cambio:

“Fluir con la experiencia del gozo, de la alegría y la paz en la tierra, vuestra casa, permitir disfrutar como ley cada momento de belleza y vida, de infinito amor y conocimiento”

Es perentorio conectar con nuestro lado izquierdo del cuerpo, trabajar el hemisferio derecho cerebral responsable directo de su ejecución. Usar el corazón para interactuar, que la energía del amor sea la utilizada y la que prevalezca en las relaciones humanas. La feminización de los vínculos entre personas es indispensable para poder integrarnos por completo, como país, como continente, como ser consciente, como neuronas de un ser vivo gigantesco que es nuestra casa. Gaïa ama y espera lo mismo de sus hijos, es tiempo de irradiar esta energía, única posible solución al tiempo caótico que se halla en puerta.

Itzel vino a recordarnos la importancia de un pasado poco conocido y revelado: Atlántida, último bastión pleyadiano en la tierra. Conocimiento concedido desde tiempos ya antiguos y que se ha preservado con toda fidelidad hasta estos días para nuestra evolución.  
 
“And I should have believed Eve
She said we had to blow
She was the apple of my eye
It wasn't long ago”           
the church

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